Día de San Valentín (II)

Cada rincón de la ciudad esconde un halo de romanticismo y amor que hace que el ambiente se llene de magia enamoradiza.

Historias de amor en el ALBAYZIN

La fuente del Amor eterno o de Doña Elvira. Está ubicada actualmente en los jardines del palacio de los Córdova, en el tramo conocido como “jardín romántico”. La historia de otro amor quebrado ocurrida en el siglo XVII, entre la castellana Elvira Padilla y un mercader napolitano que huyeron juntos ante la imposibilidad de amarse. Este amor terminó con la muerte del italiano y la reclusión de Elvira en un convento. 

La tragedia más romántica junto al río Darro. Entre las historias de amor más dramáticas ocurridas en la ciudad está la de Elvira, emparedada viva por su padre (Hernando de Zafra) en la Casa de Castril. La joven que antes de cumplir los 18, se enamoró de Alfonso de Quintanilla, perteneciente a una familia rival de su padre.

La CALLE DEL BESO. "A la noche celebraron el velatorio, en clima de gran tragedia. Pero al día siguiente cuando iban a cerrar el ataúd, y la madre acercó sus labios para dar a su querida hija un desesperado beso, los ojos de la “muchacha muerta” se abrieron lentamente".


 

La calle Beso, rodeada de belleza por doquier, tiene sonoridad y laberinto, promesa y recompensa. Búsquenla y, caso de no encontrarla, por favor, bésense.



Historia de amor en el SACROMONTE

Piedra negra, piedra blanca. En la Abadía del Sacromonte allí encontramos 2 piedras: una negra y otra blanca. A cada una de estas piedras se le atribuye un efecto mágico distinto. La blanca es la que tiene el poder de hacer que te alejes de la persona que amas. La negra,  lo contrario.



Historias de amor en la ciudad

Calle del Zacatín, también se llama la calle de los Suspiros, un nombre inspirado en los anhelos de amor que expresaban los jóvenes, tanto chicos como chicas.

Las fuentes del amor eterno y del Realejo.(Se encuentra actualmente en el Palacio de los Córdova) Cuenta la leyenda, que sobre esta fuente descansó la joven Elvira Padilla antes de que su padre la enviara al convento de las Comendadoras de Santiago tras haber dado muerte al joven Gaspar de Facco, con quien su hija había tratado de fugarse para vivir una historia de amor. Se creía que el agua era mágica, porque las mujeres que la tocaban les daba el poder de conservarlas bellas y saludables y que las ayudarían a encontrar un novio.